Al igual que dos aves, debieran entonar melodías en las ramas del árbol del compañerismo y la armonía. Deberían estar siempre llenos de alegría y regocijo y ser fuente de felicidad para los corazones de los demás. Deben servir de ejemplo a sus congéneres, manifestarse mutuamente un verdadero y sincero amor, y educar a sus hijos de manera tal que proclamen la fama y la gloria de su familia. ‘Abdu’l-Bahá